La noche silenciosa rodea los corazones tristes
de aquellos enamorados que lloran por sus recuerdos.
Las horas pasan rozando los cuerpos
dejando una nebulosa,
y oscureciendo los pensamientos.
Las estrellas han salido con su luz ,
salpican brillantina y renuevan sentimientos.
La luna acompaña en esta gran renovación
y el velo opaco que tapaba el sol,
se ha desgarrado permitiendo su calor.
Ya no hay nadie de amor llorando,
La vida tiene colores para regalar,
y ese mar tranquilo y sosegado
donde nos mojaremos,
pero seguiremos navegando
hasta sentir la tibia aurora.
Y a cada paso, una flor
a cada mirada, unos ojos mirando
a cada palabra, unos oídos escuchando
y a cada gana de besos, unos labios esperando.
Este deseo nos alimenta desde que nacemos
hasta que nos vamos,
y se cumple a cada paso
cuando ofrecemos amor.
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