Nunca me ha gustado tanto
mirar por mí otra ventana.
Unas luces categóricas
Iluminan el oscuro cielo.
¡Por fin llora!
aunque sus lágrimas secarán pronto
sin haber empapado bien
la tierra tan sedienta.
Bailan alegres los frutos de los manzanos
al compás de un suave viento
qué los despereza del letargo caluroso,
poco conocido en estas tierras.
Hasta los bañistas
del maravilloso Lago,
les ha sorprendido que sus aguas
hayan perdido frialdad.
Espléndido verano si no fuera
por la sequía.
¡Pero sigue lloviendo!
In situ, lo disfruto,
mientras trato de hilvanar
algunas palabras de regocijo
a la vez que miro al monte.
Ummm, parece que clarea,
la lluvia ya se serena,
solo se oye su murmullo.
¡Lástima, se termina esta aventura
húmeda!.
Sigue relampagueando,
a ver si hay suerte.
Pues si, hay suerte,
comienza a llover serenamente.
Por el calor del terreno,
veo humear el monte
con nubecillas diluidas
qué se elevan hasta este cielo triste,
qué alegra la tierra...
Estoy en la aldea, por lo tanto desvinculada de este entorno bloguero.
Deseo estéis todos muy bien.
Un abrazo y hasta pronto. Y gracias por vuestros hermosos comentarios en la entrada anterior.