Después de un tiempo
suspirando por mi corazón
que te llevaste sin permiso,
me crecieron alas,
las alas de la imaginación.
Y las he usado tanto,
que sin querer se deterioraron.
Ya no vuelan por el espacio
reservado para las ensoñaciones
ni se asoman al horizonte
donde las mariposas son flores aladas,
y las gotas de lluvia ríos para navegar.
He vuelto a usar mis zapatos
los que hieren las huellas de los sueños,
y la realidad vuelve a mi balcón.
Una realidad ajada por las agujas del reloj
que dibujan el tiempo
en las pieles de la ilusión.
-¿Desilusión?-
no,
solamente evocaciones en el espejo
donde las plumas tapaban el día a día del verismo.
Me asomo a la actualidad
olvidada por momentos,
y todo sigue igual…
Tú, no estás, y yo espero al sol
que incendie nuevamente las fantasías
debajo de un sombrero de ala ancha,
donde se oculta el paso del tiempo...