Bella y bondadosa flor,
ahora llena de tristeza
en esa carita de princesa
anciana de la vida.
En una calle del mundo
te observé tan tierna y frágil,
con los pasos cargados de años
y la mano tímidamente extendida;
una dulce mirada, y en ella,
el peso de la soledad de un día, y otro día.
Se me rompió el corazón
cuando tus ojos me buscaron
con tu bella mirada agradecida,
y vi como me enviabas un beso
desde tu mano de ancianita.
¡Me llegó tanto!
que al dejar estas letras repartidas,
se anudan en mi garganta
las lágrimas de aquel momento retenidas,
¡y no te puedo olvidar!
tu cara se me ha clavado en el alma,
RECORDÁNDOME al amor más dulce