al otro lado de la esquina
me trae una voz querida.
Brilla el asfalto húmedo
y la lluvia sigue silenciosa
como la voz que oigo, sin oír.
Mis humildes y sencillas letras, son las hojas de mi otoño tardío cuando comencé a lagrimear tinta sobre pensamientos huérfanos, desgranando amores y fantasías en la soledad de mis horas.
Hermoso tiempo que resultó
efímero y frágil
como fino cristal
que con un soplo de brisa,
se quiebra en mil pedazos.
Subí a la montaña más alta
con la imaginación
a ver si te encontraba
entre las alas del viento
que surcan cerca del cielo,
pero nada vi.
Llevaba un mensaje para ti
que me dejó "mi luna" triste,
y decía así:
Mi cuerpo y tu alma
juntos para siempre,
impresos en un haz de luz
donde el recuerdo permanece,
donde la belleza duerme
y no trasciende en el tiempo.
Tuvimos la dicha de conocerte,
pero te apagaste en plena luz
como el sol cuando llega la noche.
No sé porque anulan el vídeo, pero ya van dos veces. A ver lo que dura en esta ocasión.
El viento sopla continuo pero suave.
Acaricia, y susurra secretos en el aire.