A lo lejos, una lira llora al viento.
El viento se mece enamorado de sus notas
que envuelven con nostalgia
la orilla del camino,
hasta llamar a la puerta de mi corazón.
Tan dulce y melancólica es su melodía,
que embelesa,
y la tristeza de sus notas
se vuelve alegre, mimosa
cuando acaricia mi piel.
Se abren los poros
para sentir todo el encanto.
El cuerpo vibra,
la emoción suspira dulcemente
como el sollozo de un violín enamorado.
Y en medio de todo ello:
Viento del sur,
olor a mar,
y una playa
lejana y sola
en un atardecer rojo,
donde sin sueño, sueño...
donde el amor mueve el aire
y se lleva los pensamientos.
—¿Dónde?—
¡Qué más da!
En un sueño despierto, puedes viajar hasta que el sueño se duerma. ∃ⅬⅮ∀