He vuelto a soñar contigo
sin que lo permita mi actitud,
pero volaron mis pensamientos
chocando en el muro de tu encanto
que se abrió delante de mi
como si fuera papel mojado,
y allí, dejé la huella de este corazón
indómito,
cubierto de palabras torpes
queriendo decir algo.
Algo con cariño,
fino y elegante,
musical y colorido para emocionarte.
Pero no sé,
no sé esas formas llenas de brillo,
de las que tiene envidia el lucero
y el viento silente sin ritmo.
¡Pero me da igual…!
Porque lo que quiero de cualquier forma es:
susurrar en la curva de tu boca
y descansar allí estas pretensiones locas,
olvidarme de los pétalos marchitos,
de la blancura de los años,
y que en tu tejado hay una alondra,
una alondra cantando.
Quiero tocar este sueño donde estás tú,
despacio, con la yema del dedo índice
para que no se rompa,
y sentir aunque solo sea un poro de tu piel
antes de que el reloj de arena de la vuelta
y el limonero pierda sus hojas.