¿Dónde estás que no te encuentro?,
quizás no te conozco,
pues solo entre mis letras
te veo en algún momento
dejando una huella transparente
que solamente yo, observo.
Y te canto, te canto amores,
sin saber quién eres
ni donde te escondes.
Creo haber visto tus ojos de diciembre,
fríos, inmersos en el viento.
O, quizás te he imaginado
al tatuar letras en los renglones
entibiando con mis palabras
la frialdad de tu mirada;
pues te recuerdo en algún verso
con los colores abrileños
y unos ojos cálidamente nocturnos,
donde se pasea la primavera.
Pero no, no eras tú,
porque aquellos ojos tenían
el perfume de todas las estaciones,
una voz que acariciaba los instantes,
y unos iris de dulce atardecer
que abrían caminos.
*
Quizás tú seas,
el sueño de las distancias.