¡Ah, mi hombre desconocido!
ya no me sirves,
ya no me sirves de inspiración,
¡exprimido te he, tanto!
que has quedado cual cáscara de limón.
En ti tenía todos mis pensamientos
aún habiendo un muro entre los dos,
me imaginaba fantasías y cuentos,
pero…
ya no hay jugo ni esencia…
mis sentimientos se han vuelto flojos,
mi boca ya no suspira alientos cálidos por ti,
y no vuelan mariposas alrededor de mis ojos.
Los pliegues de mi blusa no laten,
de tu persona desconocida no tengo antojos.
El lugar donde caminaba la imaginación,
se borró del mapa y quedé libre,
libre de ilusión, pues te siento lejos,
muy lejos,
y exprimido,
apagándote como un eco
en esta razón que no me abandona.
¡Ah, mi hombre desconocido!
volveré a quererte cuando derribes el muro
y tu caminar me busque entre los telares del tiempo,
donde se tejen las pasiones,
donde se besan los silencios,
y entonces:
sobre ti... seguiré inspirándome,