Busco un verso peregrino
que me lleve de la mano
a refugiarme en su destino.
Pintaré en él, nimbos
azucenas y jazmines,
rosas, margaritas y lirios
que perfumen las huellas
por si tengo que volver
al principio del camino.
Busco un verso delirante
que hechice al trovador más fino
como si bebiera un brebaje
y se embriague complacido.
Busco un verso y no lo encuentro
de los que acaricien el alma
diplomático y discreto
con enjundia, con solera
que produzca mucha calma.
Busco un verso elevado
de los que hacen navegar
y en su blanco papel lleve,
tatuado el verbo amar.
Busco un verso hidratado
con sabor a fresca lluvia,
con fragancia a tierra húmeda
y a ríos por la llanura.
Con sabor a verde olivo
con acordes de guitarra,
que sepa a limón dulzón
como mi corazón de serrana.
He buscado y he buscado
y el verso no encontré,
ni delirante ni con sabor.
Lo dejaré para otra vez.