Cuando la tarde pierde su nombre
y el sol pestañea sus últimos reflejos,
tu recuerdo me persigue, y yo,
le dejo,
mientras miro en la misma dirección
donde dejaste huellas imborrables
a la vera de una lágrima extensa y brillante,
la que amabas con el corazón
y donde querías descansar
tu último sueño.
tu recuerdo me persigue, y yo,
le dejo,
mientras miro en la misma dirección
donde dejaste huellas imborrables
a la vera de una lágrima extensa y brillante,
la que amabas con el corazón
y donde querías descansar
tu último sueño.
No pude cumplir tu deseo,
la veía tan fría y gris en invierno,
que mi corazón se helaba.
Llegaba el verano
y cambiaba mi pensamiento,
el cual se hacía humo en mi sentir
cuando me descuidaba,
y otra vez invierno.
Así pasaron varias lunas
hasta elegir un lugar más cercano
y más nuestro,
donde los pájaros cantan
con dulce sollozo de ensueño,
y donde el paisaje se viste
de verde jugoso y fresco.
Cuando la tarde pierde su nombre,
te recuerdo.