he aprendido a navegar en el mar de la vida.
Dirijo mis ojos al horizonte
desde el puerto triste que en mi habita,
y atrapo vientos favorables con los que
remando voy por aguas tranquilas,
donde veo la profundidad.
Hoy crezco en la belleza de mis sueños,
y en ellos envuelvo el susurro de mis pensamientos,
esos que martillean mis sentidos
por un amor que ya no tengo.
Inerte, en un rincón de mi corazón
y con puntadas de oro,
lo guardo, para poder gritar que sigo viva.
Abro las sombras de mi balcón,
y como alondra vuelo a los campos cantando
bajo el cielo escarlata de mi atardecer.