No te conozco hombre de fuego
y a pesar de eso te busco en mi memoria,
por si alguna vez me dejaste una huella
con la que poder nombrarte en un verso
y de ahí, crear una romántica historia.
Hago un último esfuerzo
para buscarte entre los vuelos del sentir,
y no hay nada que me lleve a ti,
pero yo sé que de vez en cuando
llamas a mi puerta,
y entonces me embriagas el pensamiento
que se desgrana en unas palabras
si la imaginación está dispuesta.
He logrado encontrarte
en el pliegue de un sueño.
Estoy contenta,
las alas me han crecido
y preparada estoy
para viajar en el mar de las ilusiones
y contigo dar mil vueltas
por la última estación,
que serenamente me tienen presa.
La imaginación
se ha diluido de repente
y huyen los pájaros
que se habían despertado
en mi corazón y en mi cabeza.
Te buscaré otro día,
¡no sé dónde!
pero te encontraré,
me haces falta
para pintar de amor mis renglones.