Esta mañana al despertar,
he dirigido los pensamientos
a la sala de mis ausencias.
Hoy, día de los Santos Inocentes
es el aniversario de la tuya, mi cielo.
¡Menuda inocentada!
Me fuiste infiel con la dama de negro.
Esa dama que nadie desea;
pero tú, tan generoso le diste todo,
tu cuerpo, tu arte, tu mente
dejándome a mi, sin nada,
vacía y desconsolada.
Mucho ha pasado desde entonces,
y el tiempo lo cura todo.
Ya no hay dolor,
pero sí muchos recuerdos
que nunca se marchitan
porque siguen en flor,
compartidos con mis otras dos ausencias,
las más importantes de la vida
pues por ellos, comenzó la mía.
Siempre en mi corazón,
abrigados por un amor
que nunca se desvanece,
porque la ausencia no causa olvido,
sino, un cariño permanente.
Feliz noche vieja
esperando al año nuevo,
libre de todo mal, os deseo.
Ilusión que no falte en el
camino por recorrer
inundando el corazón
de sentimientos
amigables, y plenos de
deseos libres de maldades.