
Tengo ganas de quererte
aunque no te diga nada,
por estar mi voz quebrada
al tener vetado el verte.
Y aunque mi sentir es fuerte
de nada sirven mis ganas
que siento por las mañanas
y dilatan con las horas.
¡Me atormentan las demoras
de tus miradas lejanas!.
De tus miradas lejanas
no quiero ser horizonte,
prefiero ser polizonte
por unas cuantas semanas.
Hasta quitarme las lianas
del amor que me atormenta
con ese sabor a menta
de tu verbo tan divino,
que me elevó del camino
sin apenas darme cuenta.
Sin a penas darme cuenta
he volado sin razón
por seguir al corazón
me presente en esa venta.
Me hice pasar por sirvienta
al atisbar que era de él,
y dulce como la miel
caminé hacia aquel encuentro
contándole un falso cuento,
y descubrió mi papel.
-Mientes como una bellaca-
¡y me dijo que era vieja!
Me dejó medio perpleja
su decir sobre la Paca.
Es una linda polaca
por la que bebe los vientos,
y toca dos instrumentos
me dijo el muy insensato;
me pareció tan pazguato…
¡le mandé a freír pimientos!
Le mandé a freír pimientos
y alegre llegué a mi hogar,
no me interesaba amar
aquel hombre de mis cuentos.
Se equivocan sentimientos
si la vista no interviene,
te das cuenta que no tiene
lo que tiene que tener:
Un cuerpo de convencer
y que el bolsillo te llene.