Pretendía escribirte a ti
amor desconocido,
pero sin querer he pensado,
y le he dado un giro.
Me atrapa una estúpida languidez…
sin ganas de oír, ni de ver.
En el cielo, un azul esplendido
limpio de algodones por un viento frío
que alborota la cabeza
y quita hasta el sentido,
llevándose los pensamientos
más allá del horizonte
donde se refugian cuando yo quiero,
tus ojos y los míos.
La nostalgia juega con la languidez,
y a la par revolotean molestas
cual voz de pájaros en una madrugada,
cuando los sentimientos duermen
después de una noche pasada por agua.
Todo llega y todo pasa,
menos tú,
escondido en la palabra melancolía,
tocando mi atención dormida en el olvido.
Estúpida languidez
muerte prematura de los movimientos,
encierro voluntario de la masa corpórea,
mientras un sol negro y ansioso
quiere enredarse en las hebras de mi pelo
para ganarme la batalla.
¡Pero no!, porque a pesar de todo
hay luz por encima de mi
con un vestido de besos dorados
que atrapo cada día
para tatuar mis labios.
con un vestido de besos dorados
que atrapo cada día
para tatuar mis labios.