Ya no despierto de ningún sueño,
porque los sueños se los llevó el viento
en un punto que estaba distraída.
Estoy pensando y pensando,
y una nube en el pensamiento
me impide pensar.
Solo escucho en el silencio de mi hogar,
el ruido de la calle con su vida activa
que entra por una ventana abierta
a la ventilación diaria
en un día soleado,
y esplendoroso de luz y color.
Quería dibujar palabras en los renglones.
Tatuar con letras algún sueño e ilusiones,
pero estoy tan serena
que se han dormido las vibraciones,
y hasta el dulce sonido del ayer
se diluye en un silencio apacible.
Hubo un tiempo que me crecieron alas,
las alas de la imaginación,
pero las he usado tanto
que sin querer se deterioraron.
Quizás algún día broten... otras.