Triste y confundida he caído,
y mis alas se han quebrado,
ya no volaré amores
porque los amores han volado.
Cincelado tenía el corazón
con adornos de fantasías,
se clavó el cincel como punzón
y se desangró el alma mía.
Velados los ojos de lágrimas
formaran largos riachuelos,
por haber perdido el consuelo
que de pié me mantenía.
Ya no volverán los ruiseñores
a cantar en mi ventana,
las he cerrado con telones,
no quiero amanecer mañanas.
Los atardeceres son míos
para esconder en la noche,
mis labios de amores fríos.
Con la piel vacía de caricias
y la almohada de pasiones,
voy a morir deprisa
y enterrar mis ilusiones.