Este
precioso relato es de una joven ganadera, e hija de un primo mío ya fallecido.
Lo encontré en Facebook junto con otras reflexiones que edita en su muro, y como
me pareció muy hermoso, aquí lo comparto para quien lo quiera leer.
En
principio solo iba a editar el que sigue, pero luego encontré otro que me
encantó…
Estas son mis manos. Manos morenas por el sol y el frío,
grandes, arrugadas y callosas manos de pastora, manos rurales, manos ganaderas
que curan, que vacunan, que hacen nacer y dan de comer, que esquilan, que dan
agua y mullen la paja dónde ha de dormir el rebaño, que limpian las patas sin
temor a las llagas, que cogen la pala, la horca, la azada, la vara de fresno
qué marca mis pasos, manos que no se arredran ante nada, manos que conducen,
escriben, que dan cariño, que protegen, que pintan para dar forma a los campos,
manos que te ofrecen todo lo que de su esfuerzo sale, manos que aplauden los
actos que hacen mejor a este mundo de infinitas opciones.
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La muerte y la vida están tan
presentes en este mundo pastoril, que difícilmente alguien ajeno puede entender
nuestro punto de vista, aquí es mejor hacerse inmune al dolor y la muerte, pero
valoramos tanto la vida como cualquier otra persona ajena a esta forma de
vivir.
Os quiero contar un hermoso cuento.
El caso de Ruperta no era más que el de otro corderito nacido en una noche helada y abandonado por su madre. La encontré por la mañana y la di por muerta, empareje todos los corderitos nacidos esa noche con su madre e hice las tareas antes de salir al campo con el rebaño.
Antes de irme al monte, cogí la corderita para quitarla del medio y noté que se movía, tan levemente que apenas era perceptible, cogí una bolsa con un poco de paja y metí a la corderita dentro, después la introduje entre mi cuerpo y la cazadora a modo de incubadora.
Así marché de pastora.
Dándole calor con mi cuerpo y masajeando su corazón de vez en cuando paso una hora sin cambios, pero su respiración aunque levemente era más regular, a las dos horas empezó a moverse un poco y a las dos horas y media abrió por fin los ojos.
Os quiero contar un hermoso cuento.
El caso de Ruperta no era más que el de otro corderito nacido en una noche helada y abandonado por su madre. La encontré por la mañana y la di por muerta, empareje todos los corderitos nacidos esa noche con su madre e hice las tareas antes de salir al campo con el rebaño.
Antes de irme al monte, cogí la corderita para quitarla del medio y noté que se movía, tan levemente que apenas era perceptible, cogí una bolsa con un poco de paja y metí a la corderita dentro, después la introduje entre mi cuerpo y la cazadora a modo de incubadora.
Así marché de pastora.
Dándole calor con mi cuerpo y masajeando su corazón de vez en cuando paso una hora sin cambios, pero su respiración aunque levemente era más regular, a las dos horas empezó a moverse un poco y a las dos horas y media abrió por fin los ojos.
Me ha parido una oveja en el campo, y aunque Ruperta aún está débil y con la
boca fría voy a intentar que mame un poco de calostro.
Su vida parece viable, y sí lo es,
Ruperta se quedará en el rebaño, al fin y al cabo soy un poco su madre.Charo G.B.
¡¡Que hermosos relatos!!
ResponderEliminarEl canto a sus manos es todo un poema, de quien sabe que la vida que le ha tocado es dificil, pero ama el poder de esas manos que logran crear trabajo.
Y el relato de la corderita es muy dulce, pues si, ha parido una ovejita y lo ha contado con mucho amor, se nota en cada palabra.
Aplausos por el regalo de esta semana.
mariarosa
Hola Mariarosa, la verdad que cuando lo leí me gustó mucho. Ya había leído en Facebook algunos relatos de los que escribe y me sorprendió, y estos cuando los encontré me encantaron porque los escribe con toda la verdad que puede tener una persona que es feliz haciendo lo que hace, aunque supongo que tendrá días que esté harta, pero como cada cual.
EliminarMuchas gracias por la lectura.
Un abrazo.
Muy bonito y muy tierno este relato...partiendo de unas manos que son capaces de tanto y son tan versátiles que con ellas se puede gestar casi todo y lo hacen con una delicadeza que asombra...Como también en su grandeza de amor a la vida, logrando con tierno arropamiento, la hazaña de ser capaz de revivir el corderito recién nacido, con la dosis adecuada de calor humano y la voluntad para encauzar sus latidos, desde la toma de leche de otra madre predispuesta...todo un canto de entrega y amor a la vida de cualquier ser indefenso, que sin reparo con buen tacto y delicadeza en este caso descrito, el rebaño le ampara…mérito y reconocimiento por todo ello. Gracias Elda por mostrarlo.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí Dionisio pienso lo mismo que tú, lo que pasa es que yo no lo sé expresar igual de bien que este vate que comenta 😊))).
EliminarMuchas gracias por dejar un comentario tan bello.
Un abrazo.
Ambos relatos con la rudeza y la ternura que sólo el campo proporciona con esa sabiduría de años duros de trabajo...Me ha encantado que lo compartas y que lo podamos disfrutar.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Muchas gracias Fibo, a mi también me encantó, tiene un sentir precioso que me llegó mucho.
EliminarUn abrazo.
Un buen relato con una presentación muy adecuada.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Alfred por leerlo.
EliminarUn abrazo.
Hola Elda, no se que pasaba que no te podía comentar y esta es la tercera vez que lo hago, a ver si sale:)
ResponderEliminarTe decía que los dos relatos son muy bonitos y reales, esas manos reflejan el trabajo duro que realizan muchísimas mujeres día a día en esos campos y montes cuidando a los animales y trabajando las labores del campo, sin tener muchas veces los medios adecuados y con las inclemencias del tiempo, para mi son unas grandes mujeres y se merecen todo.
El segundo es muy tierno y como bien dice ella se refleja la gran madre que es, precioso los dos de verdad.
Besos.
Sí Piruja, ella tiene unas manos que aunque parezcan rudas, valen para los trabajos más finos y creativos.
EliminarMuchas gracias por haberla leído.
Un abrazo.
Unos relatos muy buenos.
ResponderEliminarLlegan al corazón.
Un beso.
Así es Amalia, a mi me llegaron al corazón cuando los leí.
EliminarMuchas gracias por tu aporte.
Un abrazo.
Muy hermoso lo que escribe esta joven, y muy buena idea la de divulgarlo a través de tu espacio. El mundo rural es algo maravilloso, y muy duro a la vez.
ResponderEliminarMis respetos hacia aquellas personas que luchan y a la vez disfrutan de sus oficios. Un abrazo Elda.
Efectivamente, lo ideal es que disfruten con lo que hacen aunque por supuesto es duro, pero también debe de ser muy satisfactorio cuidar como ella lo hace a un ganado, y lo peor… Sanabria es una tierra de lobos, y en el invierno bajan de la sierra a todas las zonas donde hay que comer. Ya quisiera ver yo a los animalistas rodeados de una manada a ver que opinaban.
EliminarMuchas gracias Miguel por la lectura.
Un abrazo
Un precioso relato sobre la vida y el mundo rural de la mano de una de sus infravaloradas protagonistas. Una vida dura, sin duda, que pocos quieren llevar pero que tiene que ser muy gratificante. Si nadie quisiera quedarse en el campo o en le monte, si nadie sembrara ni criara y cuidara del ganado, mal nos iría a todos. Los pueblos se están quedando vacíos y hay que recuperarlos como sea, asegurando a sus pobladores una vida digna.
ResponderEliminarHas tenido un gran acierto y sensibilidad al reproducir aquí las vivencias de esa mujer trbajadora y valiente.
Un abrazo a las dos.
Pues si Josep, mal nos iría a todos si en los pueblos se abandonaran definitivamente estos quehaceres. Ella estuvo muchos años en Madrid, pero después decidió con su pareja irse allí y formar una familia y dedicarse a lo que tan bonito cuenta. A la vista está que es una mujer con arrestos pero con mucha sensibilidad para hacer cualquier cosa.
EliminarUn abrazo y gracias por tu lectura.
Hola Elda.. Perdona la tardanza, son cosas de la ausencia de semana santa, espero estar unos días por aquí, antes de volver a marchar de viaje..
ResponderEliminarMe ha parecido sensacional, sensacional, y eso demuestra una vez mas como las personas sencillas, esas personas que son todo nobleza y sinceridad son capaces de emocionarnos con una historia simple, una historia para ellos de cada día.. Tu lo has expuesto con mucha sensibilidad y ha sido magnifico..
Un abrazo..
Muchas gracias Llorenç por tu opinión, las personas sencillas y sinceras son dignas de admiración, pues exponen sus vivencias de una forma maravillosa y sin pretensiones, igualmente cuando reivindican más atención de los políticos de turno, para las ayudas y los asuntos que les compete.
EliminarUn abrazo y feliz viaje, que viajas más que el baúl de la Piquer, como se decía antes, jajaja.
Mãos que trabalharam tanto
ResponderEliminarCriando gado em rebanho
Parecem ter o tamanho
Das mão do espírito santo
Que têmm luz, e entretanto
Trabalham para seu ganho
E dar comida ao estranho
Mas sem perder o encanto.
São mãos do trabalhador
Que ganha o pão com o suor
Do próprio rosto, eu diria.
Trabalho é prova de amor
Prova de luz, de valor
E são mãos abençoadas.
Seja do jeito que for
Trabalho é dar louvor
As suas próprias jornadas.
Belo texto! Parabéns! Grande abraço! Laerte.
Muchas gracias Laerte por dejar tu comentario en esta forma tan bonita que parece un sonetillo, aunque no soy muy entendida en formas.
EliminarUn abrazo.
Mis manos, hoy aplauden estos dos relatos y felicito a su autora y a ti por compartirlos. Me ha encantado.
ResponderEliminarEl del corderito me ha recordado a un cuento que escribí hace muchos años basado en un hecho real. Aunque el mío era una cabrita.
Un abrazo.
Muchas gracias Piedad por esas felicitaciones que se las trasladaré a ella.
EliminarEncantada de que te haya gustado y te recordara tu cuento de un hecho real como este.
Un abrazo.
Tierno, entrañable, realmente humano y conmovedor relato... recordé a mis abuelos allá en sus labores del campo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Todo eso que dices también me parece a mi, por eso lo quise compartir.
EliminarMuchas gracias y un abrazo.
Has descrito tan bien las manos que no hacía falta ver las fotos para saber cómo son.
ResponderEliminarEntrañable el relato del corderito, como dices en él eres su madre.
Gracias por tus palabras de ánimo, el pasado es cierto que no vuelve pero mi realidad no es un camino de rosas de la que quiero salir con todas mis fuerzas.
Dices que mi poesía está llena de desolación, he volcado en ella toda la que llevo dentro.
Besos con mi cariño
Hola DEMO, según comentas parece que crees que lo que has leído lo he escrito yo, pero no, es de quien digo en el comienzo.
EliminarEstá muy bien que hayas volcado como tu dices lo que llevas dentro en tu poema, creo que te vendrá bien, pero sigue pensando que solo tú, puedes con ello.
Un abrazo y ánimo.
Me ha gustado mucho leerte
ResponderEliminarMuchas gracias Trini por la lectura. Los relatos no son míos.
EliminarUN placer tu visita.
Un abrazo.
Me han emocionado mucho todos vuestros comentarios y os agradezco mucho estas opiniones que me animan a seguir escribiendo sobre lo qué siento por la naturaleza y mi ganado.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti Elda por visibilizar mis escritos en tu blog que han dado lugar tan bonitos comentarios.
Charo.
Este comentario de arriba lo ha dejado la autora de los relatos, y lo he pasado yo porque no ha salido aquí.
ResponderEliminar´´´´´´´´´´´´´´´´´´
Gracias a ti Charo por el regalo de tus letras.
Un beso.
Saludos estimada
ResponderEliminarA mi me encanta el campo...me crie en él, con gansos,patos, ovejas y porotos entre cantos de zorzales y mugidos de vacas...lo que mas adoraba era cultivar la tierra...por eso tu relato me llega hondo y me sonríe y admira...es admirable el trabajo de sus manos y el aliento de su corazón para sus animales...muy bellos y ojala la cordera salga airosa en su crecer
Los corderos huachos son muy fabulosos, le salen hasta unos cachitos😁😁😁
Abrazos
😁🌼🏵💜😁🤗🤗🤗🙋🙋🙋
Hola Meulen. Entonces tu comprenderás perfectamente esas sensaciones que se deben experimentar tan admirables.
EliminarMuchas gracias por tu comentario tan bonito.
Un abrazo.
Muy bonito Elda, no estoy acostumbrada a tanta ternura como hay en estas letras. Encantada de leerte. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias Lola. Si te digo la verdad tampoco estoy muy acostumbrada...
EliminarUn placer tu visita.
Un abrazo.
Cuanta ternura en ese relato de belleza y amor, me a gustado leerlo ya que llega al corazón, como sus manos al cuidado de su rebaño, y la naturaleza que muchos olvidan, gracias.
ResponderEliminarAbrazo
Así es, también me pareció así cuando lo leí.
EliminarAgradecida por tu lectura.
Un abrazo.
Que bonito, Elda...un auténtico placer leer los relatos de Charo que has tenido la delicadeza de mostrarnos.
ResponderEliminarEspero alguno más.
¡Precioso!
Besos.
Muchas gracias Maripaz por la lectura. Ella estará encantada de saberlo.
EliminarUn beso.
Entrañable retrato, y relato, de Charo. Pastora, y muchas cosas más de la vida y en la vida! Sencillas, por naturales, esas palabras vivas de quien vive la vida en su mayor intensidad... natural. Pues intensidades se viven muchas, la mayoría, tal vez, sin mucho sentido.
ResponderEliminarQue hayan llegado hasta aquí, ella y ellas, gracias a tu sensibilidad y espacio, es de agradecer. No siempre los de "ciudad" tenemos la oportunidad de vivir el "campo".
En cuanto a ti, Charo, ya sabía de ti a través de tu prima. Y puesto que te sientes animada a seguir escribiendo, no dejes de hacerlo. Y, por supuesto, haznos llegar por este medio tus palabras, sentimientos y vivencias.
Fuerte abrazo a las dos.
Muchas gracias Ernesto por leerla y dejar tu hermoso comentario.
EliminarYa le daré el abrazo de tu parte si no vuelve por aquí.
Un abrazo y buen domingo.