Mis humildes y sencillas letras, son las hojas de mi otoño tardío cuando comencé a lagrimear tinta sobre pensamientos huérfanos, desgranando amores y fantasías en la soledad de mis horas.



*Hacer versos malos, depara más felicidad que leer los versos más bellos* Hermann Hesse

*Soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabras de lo que digo* Oscar Wilde

LO QUE SE ESCRIBE AQUÍ, NO TIENE PORQUE SER BIOGRÁFICO,
LOS PENSAMIENTOS Y LA IMAGINACIÓN, SON LIBRES COMO EL VIENTO
🍂 SI LA EXPLICAS, LA POESÍA SE VUELVE BANAL, MEJOR QUE CUALQUIER EXPLICACIÓN, ES LA EXPERIENCIA DIRECTA DE LOS SENTIMIENTOS QUE CADA CUAL EXPERIMENTE... Pablo Neruda

2.11.25

Las hojas me hablan

Imagen elaborada por la IA

 ¿Qué me dicen las hojas en otoño?

La hoja de los árboles
me dice que está triste
porque el otoño le susurra
que va siendo hora de abandonar su rama,
donde vivió abrazada al sol
y acariciada por la brisa
de muchas madrugadas.

Pero no solo me refiero a esa hoja

que brilló en un tiempo joven,
y alcanzó su belleza cuando fue tintada.

Hablo también de la hoja vacía y blanca

que no cambia de tonalidad
porque en ella no hay ni una línea,
ni una sola palabra.

Quizás, unos dedos distraídos y soñadores
tatúen en su piel nívea
una flor coloreada,
mientras la imaginación vuela
buscando las letras deseadas.

También la hoja vacía, triste estaba,
pues terminó arrugada en la papelera
como todo lo que fue,
y ya no es nada...

¿Qué me dicen las hojas de la vida?:


Me dicen que sonría hoy,
porque quizás mañana se apague la luz,
de la esperanza.

*****

“La sonrisa es una línea curva que lo endereza todo” Phyllis Diller 



2 comentarios:

  1. Hoy las hojas no solo caen: se despiden. Como nosotros, que aprendemos a soltar sin olvidar. El otoño no es solo estación, es memoria que cruje bajo los pies. Y en este día, los ausentes nos hablan en susurros de viento, nos recuerdan que la vida es breve, pero el amor (cuando es verdadero), no se marchita.
    Un abrazo, Elda.

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  2. Esa hoja del árbol, triste por despedirse del sol y la brisa, me ha hecho suspirar recordando mis propios momentos de cambio, esos en los que uno se aferra a lo conocido con el corazón apretado. Y luego, esa hoja en blanco, arrugada en la papelera... ¡ay, Elda, qué metáfora tan dulce y melancólica para las ideas que no llegan a nacer o las palabras que se pierden! Me encanta cómo invitas a la imaginación a tatuar flores en su piel nívea; es un recordatorio cariñoso de que siempre hay espacio para crear y para soñar, incluso en lo vacío.
    Un fuerte abrazo 🤗

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