Volaba mi pensamiento haciendo cavilaciones,
pero de pronto me dí cuenta
que en el cavilar, había muchas complicaciones,
así que enseguida dirigí mis vuelos
a otros lugares de ensueño,
donde me mezcle con la arena
de unas playas orientales
llenas de conchas y también de bellos corales,
arrancados del mar, por unas olas bravías,
que iban a reposar a aquellas playas vacías.
Seguí volando y en las aguas fui a caer,
eran calidas y a ellas me abracé;
nade y nade hasta que estuve cansada
y el vuelo otra vez alcé.
Seguí volando y volando, por lugares tan bellos,
que me dolían los ojos, solo de verlos.
El vuelo se acabó al oír un gran portazo,
y la ensoñación se terminó,
pero yo quería seguir soñando,
porque la vida es un ensueño, un sueño forjado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario