Viene el aire de puntillas
azotarme el rostro con briznas de polvo,
y en ellas noto,
el aroma de tu amor.
Galopando desaparece en el horizonte
dejándome entrecortados los latidos del corazón,
en ansias de verte, en mi destino de encaje negro,
por donde se traslucen
los dedos que se alargan para cogerte.
Solamente,
polvo en el viento respiro, y espero mi amor:
que el aire vuelva de puntillas conmigo,
y venga a poner mi corazón en marcha
con ese duende del latido.
En pocas palabras resumo lo que siento:
Te quiero aunque no estés…
ni en mis ojos,
ni en mis labios,
ni en mi piel.
Buenos días, es un placer hacer un alto en el camino para leerte. Un abrazo querida amiga.
ResponderEliminarEl placer siempre será mío Manu.
ResponderEliminarMuchas gracias por tener la amabilidad de leerme.
Mil besos en tu corazón de poeta.