En el rizo de tus pestañas
se colgaron mis ojos
confundiendo mis intenciones.
En ellas me balancee entre la cristalina miel
de mis primeras sensaciones,
quedando atrapada en la jaula de tu mirada.
Como ruiseñor sin alas,
salí de tu prisión sin encontrar el nido
donde nació mi alma.
Me volví a sumergir en las lagunas
de tu cara,
y allí, quedó mi vida nadando
hasta que secaron las aguas.
Ahora bracero en tierra agrietada,
y peregrina me encuentro en un mar
infinito sin horizonte.
Querida Elda: Este me gusta mucho. Es muy original y muy bonito.
ResponderEliminarUn beso para mi poetisa recientemente descubierta, aunque seguro que existías desde hace mucho tiempo como poeta y ¡yo sin saberlo! (o quizá lo he olvidado) Tanto tiempo sin vernos...
Teresa
Que alegría que te haya gustado, y de verte por aquí. Encantada estoy, seguramente serás la única lectora qe me seguirá, jajaja.
ResponderEliminarNos vemos muy pronto.
Un fuerte abrazo mientras tanto.
Elda