El viento sopla continuo pero suave.
Acaricia, y susurra secretos en el aire.
Con dedos expertos toca mi piel
en una mañana temprana y fresca
de este otoño que abrió la puerta
en una mañana temprana y fresca
de este otoño que abrió la puerta
con un día desabrido,
donde pronto se cambiarán
los vestidos por pantalones,
y las sandalias
por el calzado consabido
Aromas frescos recorren el parque
donde me encuentro.
Un paseo sin gusto a estas horas tempranas
que saco a mi perro.
Pero me abraza el viento,
y su caricia compensa el esfuerzo.
Su danza ligera me invita a soñar y,
a mover mis pensamientos,
mientras miro distraída el estanque
que bulle de aves buscando alimento.
El viento gira en el cielo,
los árboles dejan de bailar
y la belleza se va desnudando
tras mis pasos,
a la vez que me alejo
absorta en el amarillo
que tatúa de pinceladas
árboles jóvenes y viejos.
Una liviana nostalgia me toca el corazón.
Cómo pasa el tiempo,
tan callado,
tan deprisa,
por un camino solo de ida,
para llegar a un lugar
tan solo... sospechado,
e incierto.