Cuando cierro los ojos,
me sumerjo en un mundo
de imágenes y sensaciones,
donde los sueños vuelan sin freno.
Me duermo desde el corazón,
y mis sentimientos se desbordan hacia ti
inundando todos los poros de mi piel.
Y entonces me vuelto cervatillo trotón,
en busca de las flores húmedas
que deja un amanecer rosado
lleno de interrogantes.
Sopla el viento, y bajo su sombra,
me cobijo en tus brazos imaginarios
olvidando las preguntas que aletean
como mariposas grises a mi alrededor,
y creo sentir los latidos de tu corazón
que se aceleran con los míos
acariciando los instantes.
Laten los pulsos de mis dedos, cuando rozo tus labios
para callar esa boca que distrae mis emociones;
unas emociones que se diluyen
cuando la razón traiciona el sueño
de mi mundo imaginario
y brota la realidad,
donde se perdieron mis amores
en la luz de una noche aciaga.