
¿Dónde te escondes cuando no te hablo?.
Voy dando pasos de ciega
por la desierta plaza de los encantos,
y desencantada me quedo cuando no te hallo.
En las largas noches de invierno
cuando los truenos relampaguean en mi corazón,
yo me acurruco en tus brazos imaginarios
y al calor de tu pecho, brota mi latido enamorado.
¡Ah hombre que te escondes en las esquinas de mis sueños!,
asómate y arranca las ortigas de mi alma,
y pon en su lugar un rosa encarnada
para que de luz a mi pupila de fuego.
Mirando me quedo la noche,
buscando en el horizonte a ver si llegas y,
me engaño nuevamente con el velo de las estrellas,
pero mi corazón vaga en sueños
y aunque las sombras me rodean,
sigo esperando una sonrisa del sol…